Una casa como tantas otras que guardó en sus cimientos los sueños de sus moradores y hoy en sus paredes carcomidas por la humedad y los años, expresan los fracasos y sinsabores.
Fue construida ladrillo a ladrillo. Block a block con habitaciones amplias donde los muebles bailaban melodías de juventud y promesas.
En cada rincón colgaba una ilusión de progreso, crecimiento, avance, mejoras. En cada objeto anidaba un proyecto. Las paredes nuevas, los muebles jóvenes, los moradores inocentes.
El mundo crecía y ellos se subían a las ilusiones con sonrisas de niños que juegan el juego de la familia: mamá cocina, papá trabaja, las nenas estudian, la finca da frutos y progresa; y los años pasan y los proyectos cambian y las energías se agotan y los sueños se evaporan y los dueños se resignan y la vida declina y la casa se abandona y la tierra se cansa y la ilusión se desmorona.
Qué rápido fue el tránsito del paraíso a la realidad. Qué triste ver fluir el fracaso en cada hueco, en cada puerta raída, en cada vidrio astillado o cimiento carcomido.
Nada perdura hoy de aquella juventud promisoria, nada se salvó del vendaval de la vida.
Sólo los recuerdos que se apilan en cajas y valijas de cartón afuera y las imágenes grabadas a fuego adentro, que se guardan en el alma de sus moradores.
Cuánta energía vana, cuánta vivencia perdida. HOY DESAPARECIÓ EL MITO DEL MAÑANA. No hay proyectos, sólo el presente y éste aún es efímero.
2 comentarios:
Hay mucho encanto en ese desencanto. Palabras muy sentidas, recuerdos muy ricos,imágenes muy vivas. Y este presente que puede sorprender aun efímero.
Ana
Querida Ana: Tus palabras siempre tan precisas... "encanto en ese desencanto"; muy buena síntesis. Gracias Gloria
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