viernes, 29 de enero de 2010

Palabras y silencios


Mi maravillosa misión es expresarme, para eso estoy en el mundo. Aunque no siempre lo necesito. Soy tan poderosa que basta un gesto, una expresión, una mirada o hasta una clave para transmitir algo.
Soy potente y suave, pacífica o belicosa, soy sensual, práctica y valiente porque siempre comunico, aún con mi ausencia.
Tengo el don de manifestar la esencia de las cosas. En mí habitan todas las virtudes y todos los vicios: tengo mucho carácter y también soy tímida. Puedo mostrar sensibilidad, indiferencia; puedo ser temperamental, insultante, frívola, quejumbrosa, agresiva, dulce y hermosa.
Soy La Palabra: soy. . .
Eco de emociones, sentimientos y secretos celosamente guardados.
Historia en la vida de un sujeto.
Murmullo en el lecho de dos amantes
Descanso en las horas de sueño.
Principio y fin de la expresión humana.
Los ojos son mis aliados más fieles, Las manos, mis compinches más abiertas. La cabeza y el cuerpo son buenos transmisores, pero los labios son mis más puros servidores.
Soy verborrágica, por los genes de sexo. Siempre estoy diciendo, aún en sueños.
A veces me pierdo entre recuerdos y otras veces, quedo impresa, grabada a fuego, en la mente o en el corazón, en el libro o en la canción.
Cuántos papeles puedo manchar con mis sonidos hechos caracteres. Cuánto estudio provoco y cuántas teorías genero. Y sin embargo soy tan simple que los niños me emplean desde los primerísimos años, soy tan necesaria que me multiplico en distintos idiomas, soy tan inestable que cambio a la par de las modas y soy tan persistente que no me disuelvo ni aún en el silencio.
En fin,  soy tan plena y compleja; tan conflictiva y sencilla que sólo te aconsejo usarme cuando te ahogue el silencio.

lunes, 25 de enero de 2010

Buenos recuerdos




Son luciérnagas mágicas ocultas en un cofre con débil cerradura que, ante una melodía cómplice o un aroma sutil, escapan de su letargo encendidas cual estrellas que a pesar de haber muerto, aún nos ofrecen su brillo; y ellas, las luciérnagas, acuden a la memoria de su dueño, presurosas, prodigando destellos de horas resucitadas y enredando en su vuelo imágenes y emociones; retazos recuperados desde el umbral del alma por la alquimia de una imagen, una textura, un gesto o la palabra única, capaz de milagros; hilos dorados que enredan el corazón y se deshacen presurosos ante el sabor de lo vivido en horas diferentes, con estados de ánimo especiales; horas que atrapan imágenes fugaces, horas que aprisionan emociones profundas, horas grabadas en marfil y oro, horas cautivas, pero ya pasadas.

"Luciérnagas encendidas  que acuden presurosas enredando retazos dorados de horas pasadas".

jueves, 21 de enero de 2010

Rutina




¿Cuándo fue que me vestí de rutina?
¿Cuándo gasté mis preciosos años?
Desgrané un rosario de días latoso
Entre vanas ilusiones y desengaños.

¿Cuándo dejé de hablar con esperanza?
¿Cuándo olvidé promisorios proyectos?
De repente sentí que no había más tiempo.
Que la lucha es vana y es cosa del pasado.

Si pudiera vestirme de encuentro
Si mi otoño me abriera las alas
Si el polvo dorado de mis ajadas hojas
Abonara el futuro de nuevos retoños

Tal vez cobraría sabor el presente
Tal vez volvería a abrazar el verde
Tal vez, solo tal vez creería
Que la esencia aún no se pierde.

domingo, 17 de enero de 2010

Ayúdame




Ayúdame a encontrarte
En cada resplandor que tus ojos derramen
Ayúdame a comprenderte
En cada gesto que tu ser me transmita
Ayúdame a leer
Tantos silencios inciertos
Ayúdame a saber qué quieres, qué sientes
Ayúdame a conocerte porque quiero saber
Si vale la pena quererte.

martes, 12 de enero de 2010

Sombra



Saber que existes hechiza mis sueños
¿Existes?
Tal vez te invento para sentirme plena
¿Te invento?
Tal vez te creo para cumplir mi ilusión
¿Te creo?
Tal vez te dibujo en el pensamiento
Y sin embargo te siento
Siento tu abrazo en mi frágil cuerpo
Saboreo tu profunda mirada
Acaricio tu frente plegada
Atrapo el limón de tu piel
Repican “te quieros” en mi corazón
Y aprisiono tu sombra en mi sin razón.

sábado, 9 de enero de 2010

Ciudad invisible




Mi entusiasmo por viajar y conocer nuevas tierras, gente diferente o costumbres exóticas estaba decayendo. En mis suficientes años de vida,  había recorrido muchas ciudades famosas como Barcelona que me cautivó con su Museo “Capricho de Antonio Gaudí,” o París con su “Arco de Triunfo” en  la Plaza de la Estrella, o Londres con  su “Palacio de Buckingham”, la torre Big Ben, sus preciosos parques y las mejores galerías
y museos del mundo, o Roma, el centro religioso mundial de
la Iglesia Católica, o la India y la vista del “Palacio Taj Malha”l en Agra conocido como el más maravilloso monumento al amor.
Todas las ciudades tenían algo especial pero en el fondo se unían, a veces en raíces históricas, en tradiciones, o solamente en las aspiraciones de sus habitantes.
Comenzaba a sentir que el polvo de tantos caminos se acumulaba en mi espalda; que los cambios de clima y horario debilitaban mis energías y  decidí buscar un lugar en el Caribe donde descansar. Recalé en Santa Isabel, lugar discreto, tranquilo, y hasta casi paradisíaco. Me ubiqué en una cabaña de troncos  cerca de la playa donde extendía mi hamaca entre dos corpulentas palmeras.
El cuidador de mi mini-paraíso, era un hombre entrado en años, muy alegre y comunicativo. Y aunque los primeros días rehuí su charla, me atrapó el entusiasmo con que hablaba del lugar y el interés por los relatos de mis distintos viajes.
Varias veces lo noté  dubitativo, parecía querer decir algo pero cambiaba de conversación y seguía indagando.
Pasó una semana y al comenzar la siguiente, Renzo  que era su nombre, por fin se decidió:
- A Ud. que le gusta conocer lugares exóticos, ¿no ha escuchado hablar de la Ciudad Invisible?
Pensé en varias alternativas como Erk, la ciudad de la llama Azul en Capilla del Monte o  Shambala en la India, oculta en los montes Himalaya,  pero sólo negué con la cabeza y recibí una información que activó mi espíritu de aventura.
“Se llama Ottavia, ciudad-telaraña. Hay un precipicio entre dos montañas abruptas: la ciudad está en el vacío, atada a las dos crestas con cuerdas y cadenas y pasarelas. Se camina sobre los travesaños de madera, cuidado de no poner el pie en los intervalos, o uno se aferra a las mallas de cáñamo. Abajo no hay más que cientos y cientos de metros: pasa alguna nube; se entrevé más abajo el fondo del despeñadero”
Renzo agregó: - La entrada no es fácil. Hay un guardián que autoriza y guía a quién considera que está preparado para conocer la ciudad. Dicen que sólo les abre la puerta a personas dispuestas a superar sus miedos.
Desde ese momento no descansé hasta encontrarme en la pasarela que permitía entrar a la ciudad. Si bien el guía me amarró a un arnés, el vacío en el estómago era más grande que el agujero negro que cruzaba. Parecía un cuento de terror, desde allí la ciudad pendía hacia abajo y dudé de mi cordura pero pudo más mi fe en que nada podría ser tan descabellado. Luego de un pasaje muy oscuro, una especie de túnel, donde había que adivinar el paso a dar, apareció ante mí una ciudad en posición normal envuelta en una niebla de la que sobresalían cinco cúpulas de cristal, rodeadas de escaleras de cuarzo en distintos colores, cascadas de agua y fuentes emergiendo entre flores y plantas maravillosas.
Mi guía me explicó que cada excursionista debía visitar las cinco cúpulas para concluir con éxito tal experiencia. Cada cúpula correspondía a un elemento de la naturaleza: agua, aire, tierra, fuego y metal;  y había que superar algunas pruebas para llegar hasta ellas.
No fue fácil sortear un río crecido, lenguas de fuego que parecían la antesala del infierno, un  viento huracanado que se transformó luego en brisa, un alud de lodo y hasta fui perseguido por una lava ardiente de acero derretido.
Todos los obstáculos parecían infranqueables y cuando se daba el primer paso, el peligro se reducía a la mitad. Igual que sucede cuando decidimos afrontar los problemas que nos presenta la vida.
Subí a cada una de las torres y me es vedado expresar lo que vi, pero puedo asegurar que desde ese instante me convertí en un defensor de la salud del planeta.
La vuelta fue muy sencilla, tan sólo el guía abrió una puerta y ya estaba en el sendero que me devolvió a la cabaña.
Fascinado por la aventura, busqué a Renzo y al encontrarlo hablé atropelladamente y adiviné su inquietud, le pregunté a qué se debía y respondió:
- No entiendo qué le ha pasado en estas últimas horas, yo le serví el desayuno hace una hora y Ud. no ha salido de aquí. A propósito, ¿por qué se cambió de ropa?

lunes, 4 de enero de 2010

Cueva de las manos




(Ubicada en el Cañadón del río Pinturas, localidad de Perito Moreno, en Santa Cruz de Argentina)

Las manos del pasado viajan desde la matriz  de la antigüedad, balanceándose en la brisa de los tiempos y plasmando su imagen en la roca granítica para dejar un mensaje primigenio a una humanidad abstraída en el progreso  que omite el reconocimiento de sus raíces.
Esas manos sabias, de carácter sagrado, que dan testimonio de un mundo anímico en transformación, están abiertas y dirigidas hacia el infinito en un gesto de clamor, de urgencia, como una turba que emerge de la roca para decir “estamos aquí y pedimos protección para Madre Gaia”. Esas manos jóvenes que resguardan secretos milenarios, que se alzan en pos de justicia, son el puente que ofrece desandar el camino para abrazar la historia del mundo y rescatar los rituales  de amor y agradecimiento a la naturaleza.
Tomemos como símbolos esas mariposas eternas de vuelo inmortal y extendamos nuestras manos para asir la enseñanza de perdurar sin destruir, de respetar sin profanar, de conservar sin dañar.
Manos  que arañan retazos del presente y elevan su clamor de resistencia al olvido, espigas abiertas  que desgranan milenios, alas eternas que suplican auxilio, voces apagadas que abrazan las conciencias, insistan  en rugir desde sus gargantas de arena  hasta erigirse en guardianes de este planeta vivo.

sábado, 2 de enero de 2010

Gracias

En este inicio del 2010 hago un paréntesis para saludar y agradecer a mis amigos de siempre y a los nuevos amigos que visitaron este blog y que, con sus mensajes de estímulo, me demostraron su afecto, me animaron a continuar escribiendo y lo más importante, me acompañaron cada día.
Gracias por la aceptación y la perseverancia. ¡FELIZ AÑO!!!
Un abrazo.
Gloria