Fotografía rota

Una brisa tibia enreda imágenes y emociones.

¡Cuánta nostalgia!
El papel quebrado hiere la emoción
¡Vuelve el ayer!
Juventud y recuerdos se dan la mano
Enredo de imágenes
Emociones diluidas en tinta sepia
Fragmentos de rostros se unen en la mente
Ternura y tibieza prisioneras del tiempo
Hebras sueltas en cálido retorno
Se adhieren a la ajada piel
Junto los retazos trozados por los años
Junto los restos ahogados en el corazón
Y abro las ventanas a las lágrimas
Para lavar los desechos del perdido amor.

Ojalá

La brisa se sumerge en sus profundos deseos.

Ojalá que lluevan luciérnagas
Sobre el mundo este verano
Un aguacero de luz sobre el monte, sobre el llano
Que disuelva las cortinas de bochornosas tinieblas
Y brille radiante, nuestro espíritu humano

Ojalá que un chaparrón luminoso
Sobre el corazón cerrado
Alborote la conciencia y destrabe los candados
Que diluya el egoísmo que roe la buena hierba
Y olvidemos el temor de mirarnos como hermanos

Ojalá que lluevan luciérnagas
Sobre este planeta apagado
Un diluvio de luz para tristes y amargados
Que ilumine la sonrisa y fructifique la siembra
Del amor que nos invade y nos toma de la mano.

Luisa Lázaro

Una brisa inquieta juega con las palabras.

Luisa Lázaro, libélula lujuriosa, lustra la loza, lava legumbres, limpia los libros, lima la lámpara. Lástima, Luisa Lázaro larga lamentos lánguidos. Los lampazos le levantan lumbagos latosos. Los lácteos la liquidan.
Los labios laxos, la lágrima lista.
Luego, Luisa Lázaro, loca lesbiana, lincha la lechuga, la lesiona, la lanza.
¡Largo y latoso látigo limita la libertad!
¡Lotería! la litera la libera. Luisa Lázaro, lozana, ligera, linda, libre, larga los lineamientos, ladra la ley y languidece liberada.

Poema de ABC...

La brisa se yergue buscando fluir.

Ayer eras energía
Bailabas en sueños de color
Cuando naciste a la vida
Del mundo pedías sabor

Eras un ser en potencia
Fueron tiempos de preparación
Guardaste basta impaciencia
Hoy repites la lección

Incautas viejos errores
Juras cumplir tu misión
Karma de arcaicos amores
Lunas pasan sin solución

Marcada sufre tu alma
No aparece la reparación
Otras vidas traerán calma
Paz hallarás en la oración

Quiere Dios salvar tu esencia
Reviste tu ser de compasión
Sueñas una nueva existencia
Tomas una sana decisión

Urge aceptar el destino
Vuelve a apostar al amor
Ya conoces el camino
Zozobrar no es lo mejor.

Mi vida

La brisa desanda su trillado camino.

Desde el momento que nací

Mis días fueron menguados.

Grabé con dulce inocencia

Mis años bien estrenados.

La vida en mi adolescencia

Me dio senderos bordados.

¡Cuánto esperaba yo de mí!

¡Qué frustración ha quedado!

Sólo un trabajo practiqué.

Lo demás, quedó de lado.

Los sueños fueron rodando

Cuesta abajo, abandonados.

El sol marchitó la estrella

Que mi cielo había dorado.

Y las canas sucedieron

A tanto ajetreo gastado,

Ya marcharon los proyectos.

El viento los ha saqueado.

Sólo queda algún delirio:

Olvidar lo equivocado.

Ser feliz en el ocaso

Y disfrutar lo alcanzado.

Virtud del tiempo

La brisa se deja mecer por el tiempo.

Tiempo, acaricia mis heridas

Vierte sobre ellas un consuelo mudo

Restaña tantas lágrimas vertidas

Unta esas llagas que el ayer no pudo

Tiempo, cierra la cicatriz sufrida

Descama y cura ese dolor agudo

Deja atrás la memoria resistida

Toma mi pena, muéstrala al desnudo

Tiempo, cédeme tu paz bienhechora

Te entrego a ti cada pena escondida

Respiro aliviado, la luz en mí mora

El alma ahogada de tan oprimida

Sana se levanta y ya nada llora

Tiempo, eres luz que ofrece la vida

Tiempo

Una brisa en calma distiende sus alas cansadas.

A veces el tiempo se pega en la piel del reloj y atenaza las agujas con una membrana gelatinosa. Y los minutos son horas… y las horas días… y los días…

Sin embargo, otras veces es tan fugaz como las estrellas fugaces,  y tan frágil como las escamas brillantes de esas mismas estrellas.

El tiempo, mi tiempo es cómplice  extraño de mis emociones y tan pronto se sujeta a mis lágrimas como huye con mis sonrisas. Mas, cuando necesito de su medicina, cada día me entrega una dosis de calma y cinco medidas de aceptación.

El tiempo, mi tiempo es el médico perfecto: lento, tenaz pero irreversible.

Me arrojo en la dualidad de mi tiempo y conspiro para retenerlo en la luz.

Pan, alimento humano y divino

La brisa abraza ideas que enredan recuerdos.

Pan, pequeña palabra que encierra tanta virtud; que trae al presente aromas de historias tuyas, mías y hasta de la humanidad.

Te veo aquí, sobre la mesa, dorado, cálido, con la miga blanca, húmeda, tibia, suave, al alcance de mi mano, y recuerdo el maná del que habla la Biblia y se espejan en mi mente los trigales maduros, mecidos por la brisa, que son la promesa de cascadas de harina  intentando calmar el hambre del mundo.

El sol que desde la corteza entibia mis recuerdos, me devuelve a mi infancia de juegos junto al horno de barro, donde un infierno de llamas dejaba lugar a una cueva negra y candente. Y allí, una pala de largo mango guardaba masas blancas redondeadas, más altas más bajas, con forma de hogaza, de bollo, de rosca, de trenzas, de palomas y otras tantas;  luego de varios minutos y ante los asombrados ojos niños, surgía el milagro del aroma cálido y tibio en una rebanada tierna que era sinónimo de mimo, de  amor y caricia hecho pan.

¿Qué puede ser tan bueno como el pan? Quizás aquello que genera su consumo: calma el hambre, promueve la solidaridad, es mensaje de afecto y aún más, transformado en ostia, es enmienda para el alma.