Hoy la brisa de este otoño enreda entre sus hojas amarillas, este soneto.
Soy el pobre ocaso de un sueño amado
Soy pensamiento salvaje en la ruina
Voy dejando mi sendero lavado
Por lágrimas tibias que el amor germina.
Soy la penumbra en el día dorado
Soy arena negra en agua cristalina
Busco brasas en el cerro nevado
Rescato hiel turbia de la blanca harina.
Sabrás que adoro la sal de la vida
Sabrás que muero por ser más genuina
Son tantos aquellos sueños pergeñados
Que me devoran las ansias peregrinas
En busca de caminos denegados
Para recuperar mis alas abatidas.
5 comentarios:
Gloria! Sí que te admiro aquí. Qué bello!
Del dolor nace la esperanza... Lo declaran tus versos; lo revela tu imagen. ¡Muy bien logrados ambos! Abrazo.
Bellísimo soneto, Gloria. ¡Enhorabuena!
Saludos.
Omar: Gracias, tu elogio me fortalece.
Un abrazo.
Ana: ¡Muy atenta a los detalles! Es cierto, la esperanza siempre nos sostiene.
Cariños
Gabriel: Me alegra mucho que te agrade.Gracias
Un abrazo.
Regreso aquí. Leerlo es como ir en una góndola sintiendo el ritmo del agua,de tu voz, que me lleva. Y me dejo transportar.
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