lunes, 5 de abril de 2010

Soledad

La brisa hoy, deja caer sus hojas doradas sobre la fantasía de este relato.


Los días corren con pasos cansados, la brisa se aletarga en mi pelo y la rosa se deshoja sin remedio.
Olvidé el timbre de mi voz, y el hueco sonido de mis pasos rebota en las paredes vacías.
El parque verde bordeado de árboles añosos y centinelas; la Santa Rita y el jazmín de lluvia se disputan la esquina de la galería que nos vio disfrutar de la paz de la tarde, de la frescura del césped, de la visita de colibríes, canarios fugitivos, jilgueros traviesos y del alboroto de los nietos chapoteando en la pileta.
Atravesábamos esa edad del sosiego, caminábamos más lento, nos mirábamos con ternura y nos acompañábamos en los achaques. Descansábamos de la lucha diaria, del trabajo, la crianza de los hijos y de forjar un bienestar. Proyectábamos viajes a lugares desconocidos y nos apoyábamos uno en el hombro del otro en las noches de luna dando gracias por las metas logradas.
Pero decidiste partir y dejarme sola en esta casa inmensa, en este parque de sombras amenazadoras que penetran por los cristales y me perturban día y noche.
Te fuiste y no te perdono esta soledad ¿te cansaste de mí? No te justifico. No tenías derecho a cambiarme por esa loca descocada más joven que yo.

7 comentarios:

Gabriel Bevilaqua dijo...

Muy bueno Gloria; me sorpendió el final, lo cual, desde ya, es un mérito.

Saludos.

Ana María dijo...

Muy bonitas las escenas, del exterior y del interior. Mientras leía imaginé una situación entre los personajes; después cambió a otra... Pero el final resultó impensado. Me sorprendí. Abrazo.

Omar dijo...

El mundo de la narrativa. Ingresás en él sin perder el ritmo, la sonoridad de la poesía.
Un abrazo.

Gloria dijo...

Gabriel: Gracias. Valoro muchísimo tu estímulo.
Un abrazo.


Ana María: La idea era esa: cambiar de lo trágico al humor irónico.
Si lo logré, me alegra mucho.
Cariños.


Omar:Me encantó que encontraras un ritmo. Me anima a seguir intentando.
Un abrazo.

Rolando dijo...

GLORIA: Siempre sorprendiendo... Creí que hablaba una viuda nostalgiosa y resultó ser una cornuda indignada. Su compañero resultó un viejito verde... Ja, ja, ja. Me gustó la irrupción del humor que propone un verdadero quiebre. Cariños.

Gloria dijo...

Rolando: has pintado exactamente mi intención al escribir; no quería que pareciera un melodrama.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo

Ramón María dijo...

Triste escena entre el dolor del abandono y el porqué de eso todo perdido.


Me gustó, muxus