Hoy, la brisa sueña con la esperanza de un nuevo amanecer.
El
hombre azul camina por las cornisas de la vida. Sin apuro avanza lentamente a
encontrarse con su presente. Hace tiempo que espera este momento y está por
cumplirse su sueño. Muy pronto descenderá los escalones cristalinos, se abrirá
el portal transparente y ahí estará,
justo en el presente de Jaime.
Jaime, un sujeto normal, libre, adinerado,
famoso (bueno un sujeto especial) de unos treinta años que renunció a su esencia entre vapores
de éxitos, alcohol y drogas. Y esta esencia sola, triste, libre y perdida vagó
por el pasado buscando episodios que justificaran tal hecho y que la conectara
nuevamente con su "otro yo".
El hombre azul
brilla en los laberintos del pasado de la humanidad y vuelve a preguntarse: ¿Fue
el poder, la ambición, la soberbia, la que infectó la actitud de la
descendencia humana?
El hombre azul
deshilvana hechos, piensa y cavila sobre las causas. Camina por las calles de
cristal. Espera llegar al futuro. Toda su vida esperó este momento y siente que
está por cumplirse su sueño: muy pronto el portal acrílico se abrirá y ahí
estará, se encontrará con su ser que ya no será azul ni tendrá transparencia,
serán uno con el hombre galáctico que recorrió su pasado y planifica su
presente. Su esencia azul ha regresado luego de buscar episodios que le
expliquen el trayecto recorrido para distinguir errores y aprender cada
enseñanza que de ellos recibiera.
El hombre, el nuevo
hombre (¿seguirá siendo Jaime?) penetra en la dimensión cósmica espiritual para
cumplir con lo que dice el precepto maya “In Lak’ech – yo soy otro tú .”