Una brisa dulzona se acerca para perfumar la sonrisa.
Una música instrumental dejaba escuchar entre sones el agua que
corre, el trino de aves juguetonas, algún grillo… y llegaba hasta mi olfato un
aroma de sándalo dulce a través de pequeños bucles de humo que danzaban en el
salón. Registré entonces una voz clara, serena y muy apacible…”nos conectamos con nuestro cuerpo, nos
entregamos al poder de la fuerza de gravedad y relajamos los dedos de los pies,
las plantas, los empeines los tobillos .
. .”. Se olvidó las uñas, sobre todo la del dedo gordo que está encarnada;
y de los sabañones rojos, hinchados y me pican, entre los dedos, debajo de los
dedos, en el borde de la cutícula y debajo de las uñas y me duelen si los toco
o si el calzado. . .
“Llevamos nuestra atención al abdomen donde se halla el plexo, centro en
el que se acumulan . . . Ya sé, se acumula todo lo que como, lo que pienso comer, lo que me
gustaría comer y lo que no quiero comer pero que como igual. Cada vez la grasa se multiplica más y me sorprende con
un pliego nuevo, y al ponerme el jeen, ese
salvavidas adiposo sube, me ahoga, me tortura, se bambolea hacia
izquierda o derecha según mi postura y presiona para que lo deje suelto. ¡Ah
sí!¡ cómo si fuera tan estético.
“Dejamos que los pensamientos fluyan sin detenerse; nuestra mente se
calma, se aquieta . . .” La mente suya porque mis pensamientos me golpean, me atropellan, me
despatarran y cada palabra suya me sugiere por lo menos diez opciones
diferentes.
“Hacemos
una revisión de nuestro cuerpo y distendemos algún miembro u órgano que haya
quedado tensionado para disfrutar en silencio absoluto de una relajación
consciente. . .” ¿Cómo, ya vamos a entrar en la meditación y yo todavía ni
empiezo a relajarme? A ver, intentaré concentrarme: aflojo las piernas, la
columna vertebral, el tórax, los brazos, los músculos de. . .la . . . cara. . . , los pulmo. . .nes, el coraz. . .
ssshh. . . ssshhh. . . sssshhh. . .
_¡Juanita! ¡Juanita!.Despertá, la
relajación terminó.
_ ¡Oh, me dormí otra vez! Es que su
voz me transporta a la
contemplación apenas la escucho.