viernes, 18 de noviembre de 2011

Enfado

Brisas que preceden una lluvia de limpieza interior.


Cuando el enfado gana tus sentidos
Todos los órganos se convulsionan
En descarriado alboroto:
Y el estómago se comprime
Y el corazón se encabrita
Y los pulmones se asfixian
Y el pecho se contrae
Y la garganta se oprime
Y las manos se crispan.
Cuando el enojo vomita sus larvas
Nuestro cuerpo se agusana.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Algo que afecta tan mal fisicamente no puede ser bueno de ninguna de las maneras.

Gloria dijo...

Garcibañez, tienes razón, por eso hay que evitar "engancharse" con situaciones enojosas.
Por cierto, no encuentro dónde dejar comentarios cuando visito tu blog.
Saludos y gracias.

Ana María dijo...

Verdaderamente somos una unidad: lo que hace daño al espíritu también daña el cuerpo. Gracias por esta reflexión! Abrazo