domingo, 11 de abril de 2010

Máscaras

La brisa de otoño comienza a soplar hacia mi interior

La vida es una serie de habitaciones y en cada una de ellas debemos usar distintas máscaras y disfraces.
Estamos tan acostumbrados a cambiarnos o actuar en consecuencia, que nos parece normal adoptar cada día la imagen acorde a nuestras acciones hasta que se transforma en un hábito.
Hay máscaras que nos hacen sentir más cómodos, hay otras que nos ahogan, nos asfixian, y aún otras que nos dejan demasiado expuestos.
Así, simplemente, saltamos de una a otra siguiendo la rutina del tiempo.
Desde niños, en casa somos tímidos y discretos y con nuestros amigos explotamos toda la energía reprimida o al revés; cuando llegamos a jóvenes  cubrimos nuestra inexperiencia con gestos, palabras y acciones de personas superadas, y ya adultos adoptamos rostros relajados aunque la angustia, la frustración y la impotencia atenacen el alma.
Hoy me he mirado al espejo y me he preguntado ¿quién soy?; lo que veo reflejado ¿es una máscara de mí? Esa es la pena, llega un momento en que la auténtica imagen se diluye ante la diversidad de máscaras que usamos.

3 comentarios:

Ana María dijo...

No sólo nos has regalado una buena reflexión sino también la duda: ¿Quiénes somos? ¿?
Lo que sí sabemos es que somos visitantes de tu blog y disfrutamos por ello... (guiño)
Un abrazo.

Gloria dijo...

Se dice que la única misión que traemos a esta vida, es conocernos. Por lo tanto, si contribuyo en algo, quedo agradecida y más aún a mis asiduos visitantes como vos.
Un enorme abrazo.

Gloria dijo...

Gracias Rolando, por lo menos los "jubilados" podemos mantener la sonrisa siempre que no pensemos en los años que cargamos.
Un beso.